Audrey Hepburn nos demostró que con un simple vestido negro se podía ser la mujer más elegante de la época.
Es un básico en el fondo de armario y un atuendo muy socorrido para cualquier evento ya sea una cena, comunión, bautizo o boda.
Combinándolo con complementos sencillos como un bolso y zapatos a juego o de diferentes colores e incluso eligiendo unas joyas apropiadas para la ocasión.
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